¿Ética del Metaverso? Este es uno de los temas más importantes que están pendientes en la discusión del entorno digital. Actualmente, Facebook está trabajando en el desarrollo de un metaverso, un espacio digital donde los usuarios podrán desarrollar una “vida paralela” y recrear ahí actividades diarias. Las marcas más importantes del mundo ya trabajan en un plan para que sus productos sean incluidos en dicho espacio, donde habrá centros comerciales virtuales.
Si bien, este universo virtual podría significar una disrupción digital muy importante, también existen algunas implicaciones éticas sobre la implementación de este espacio en las sociedades modernas ¿Cómo funcionarán los fenómenos sociales que actualmente vivimos en el mundo dentro de un espacio digital? ¿Cuáles serán los impactos psicológicos de las personas que estarán inmersos en esa realidad? ¿Cómo vamos a resolver los problemas éticos del Metaverso?
La ética del Metaverso: La economía de esta nueva realidad
Es importante profundizar en cómo podemos prevenir que la desigualdad mundial siga creciendo a raíz de su puesta en marcha. Actualmente, de acuerdo con el Diario El País: “el 10% de la población más rica concentra ya el 52% de las rentas y el 76% de la riqueza del planeta”; con la llegada del Metaverso, está brecha se ampliará, pues algunos tendrían la capacidad de vivir en él, mientras que otros no. Asimismo, esta brecha también tendería a replicarse, pues la eficacia de la economía digital del Metaverso está probada: tan solo en el 2020, la economía de los videojuegos creció un 27% respecto al año anterior, lo que representó ingresos por 56.9 miles de millones de dólares. No obstante, esta población casi vive en igualdad de circunstancias. Si la apuesta de Mark Zuckerberg y su equipo es crear un universo alternativo en donde toda la humanidad cohabite, ¿cómo solventará la brecha de la desigualdad?
La ética del Metaverso: La adicción a una realidad alternativa
Uno de los debates pendientes de este nuevo universo, es la posibilidad de que se desarrolle una adicción mundial a este nuevo universo. Imaginemos a una persona cuya vida real no es necesariamente lo que él o ella esperaba, mientras que su vida paralela en el Metaverso es todo lo que había esperado, y más. ¿Cómo vamos a impedir que ese individuo no se pierda en una realidad inexistente? De acuerdo con cifras del sitio The Recovery Village, más de 2 mil millones de personas juegan videojuegos actualmente, de los cuales un 10% muestran comportamientos compulsivos hacia los mismos. En promedio, los países miembros de la OCDE gastan alrededor del 2.8% de su presupuesto en salud para prevenir la adicción. No obstante, este presupuesto sigue siendo muy inferior a lo que representa este problema para la sociedad. ¿Cómo vamos a impedir que miles de millones de personas se pierdan y mueran por la adicción a un mundo virtual?
La ética del Metaverso: La gobernabilidad y la paz social
Uno de los grandes fracasos de las redes sociales ha sido la autorregulación de las mismas. Durante su nacimiento Facebook, Twitter y Google apostaron por una autorregulación de los espacios digitales. No obstante, ello se salió de control y hoy dentro de estas plataformas digitales vivimos un enorme clima de polarización y odio. Este contexto ha sido propiciado por el anonimato que existe en las redes y la incapacidad o el desinterés de las empresas para combatir las campañas de odio. Imaginemos lo que pasará en un Mundo Virtual cuando un usuario decida hostigar, amenazar o difamar a otro. ¿Cómo se solucionarán las disputas en ese mundo virtual? Y, aunque las agresiones se den en este espacio, estos conflictos podrían terminar en el mundo real. ¿Qué autoridad regulará las complejas relaciones humanas en ese mundo virtual? ¿Facebook cederá el control de su plataforma a un ente gubernamental global? Esa sería la solución más viable, pero difícilmente Facebook cederá dicho control.
El Metaverso no es un tema sencillo, y tenemos que empezar a hablar sobre ello.
El Metaverso está pensado para ser una reproducción del mundo real pero en un entorno virtual, pero no perdamos de vista que está pensado desde una óptica comercial. Es necesario que abramos el debate sobre la ética del Metaverso a todas las implicaciones sociales y políticas de la creación de una realidad alternativa. Sin dicho debate, es probable que las consecuencias de su mal uso sean mayores que los beneficios de su creación.